Comunicación emocional

APRENDER A CONECTAR DE FORMA SALUDABLE EN NUESTRAS RELACIONES

 

El proceso de terapia en sí , es profundamente vivencial desde el punto de vista EMOCIONAL , necesita serlo de una u otra forma, ya que la mejora en algunas de las áreas que conforman la vida del paciente , va a depender en gran medida de la exposición a situaciones que generan emociones.

Esta línea de terapia, parte en gran medida del paradigma humanista y de la terapia centrada en el cliente, buscando el desarrollo y optimización del potencial del paciente. De hecho, en su origen la terapia centrada en emociones era denominada terapia Experiencial de Greenberg.

El profesional de la Psicología, por tanto, deberá adoptar una actitud empática y colaboradora, aceptando siempre las reacciones, emociones y motivaciones del cliente o paciente y procurando ayudar a detectar emociones, focalizarse y desarrollar la propia autonomía del sujeto, haciéndole responsable de sí mismo. La terapia centrada en emociones considera que la emoción supone el surgimiento de cambios fisiológicos derivados de la captación, interpretación y procesamiento de una información externa o interna y nuestros aprendizajes previos. En base a la experiencia, vamos generando una serie de esquemas emocionales inconscientes que nos conducen a una manera concreta de reaccionar o sentir las situaciones, siendo estos esquemas lo que se plantea trabajar durante la terapia.

El objetivo de esta terapia es la de contribuir a hacer que los pacientes sean capaces de identificar, experimentar sin bloquear, atribuir un sentido, comunicar y gestionar de manera adaptativa sus emociones. Ello resulta de gran utilidad en una gran variedad de situaciones, como por ejemplo ante problemas en áreas donde no sabemos conectar con el otro, dentro de una determinada relación, sin entrar en conflicto o tras la presencia de vivencias indeseadas o traumáticas.

 

CONOCER Y ACEPTAR NUESTRO “CUERPO EMOCIONAL” PARA PODER CONECTAR CON EL OTRO DE FORMA SALUDABLE

 

Todas nuestras emociones son adaptativas . Cada una de ellas nos ayuda a enfrentarnos a situaciones complicadas de la vida. Si conocemos la investigación de Paul Ekman (1972), observamos cómo existen una serie de emociones básicas o universales, estas emociones se clasificaron en: alegría, tristeza, ira, asco, miedo y sorpresa. A cada una de estas emociones, le sigue una expresión corporal que permite que se reconozca la emoción que estamos sintiendo.

Si debido a distintas situaciones disfuncionales en nuestra infancia o núcleo familiar, no hemos aprendido a ser CONSCIENTES de nuestras sensaciones y EMOCIONES , no hemos podido aprender tampoco a expresar de forma adecuada nuestras emociones, por tanto tendremos consecuencias relacionadas con la aceptación de nosotros mismos. El sufrimiento se localizara directamente en nosotros mismos, de tal manera, que siendo personas emocionales, estamos limitando nuestra capacidad empática y nuestra necesidad de expresar tales emociones. Cuando utilizamos nuestro escudo para protegernos, estamos protegiéndonos de forma inadecuada, ya que el malestar que se produce es únicamente en nosotros mismos.

Para poder dar pasos firmes en el proceso terapéutico hacia una toma de consciencia que nos ayude a obtener una mayor calidad de vida , a todos los niveles , es importante comenzar poco a poco a reconocer y conocer nuestras propias emociones y la manera que tengo de expresar las mismas. Mediante técnicas psicológicas, se consigue conectar con uno mismo y comenzar la aceptación de todo lo que somos.

 

COMUNICACIÓN

Las palabras tienen mucho poder: Poder para cambiar y transformar a las personas. Con las palabras podemos herir y podemos calmar. Utilizamos las palabras para convencer, desahogarnos, expresar sentimientos positivos y negativos, para acercarnos a otros, para consolar, para confrontar, para pedir, para ocultar, defender… Realmente las palabras son un medio muy poderoso de comunicación. Junto a las palabras, comprender las emociones es básico para ser eficaces en la comunicación con nuestros hijos, por ejemplo.

La forma de reaccionar de los demás a nuestros sentimientos y sucesos, puede hacer que nos sintamos mejor y/o que queramos dejar de comunicarnos con esa persona. Pero hemos crecido en un ambiente en el que , lo que se lleva, es el no tener en cuenta los sentimientos, por ello comunicarnos aceptando los sentimientos de los demás, requiere un entrenamiento por nuestra parte. Algunos ni siquiera somos conscientes de que nuestro lenguaje niega las emociones de los niños, pero es el lenguaje más usual hablado por todos. Reconocido esto, se hace imprescindible, desprogramar patrones heredados de anteriores generaciones, para recogernos en un nuevo y saludable maternaje, que nos permita volver a COMUNICARNOS primero con nosotros mismos y nuestro ser interior, y reaprender a conectar desde ahí con EL OTRO.